Aprovechando el fin de año, fijo que muchos irán a la playa o algún otro lugar, el punto es que les cuento que vía el tren de Desamparados fui a un centro de esparcimiento como quien va a Junín llamado San Bartolomé. Para arrancar me quedó clarísimo porque le dicen aún el tren "macho": sale cuando quiere y llega como puede pues tuve que esperar como una hora para salir y los servicios higiénicos como que necesitaban una buena reecauchada. Lástima por la familia de franceses que viajó conmigo. Pero valió la pena rico sol, canchas para deporte, animadoras para atontar a los chibolos y que no te revienten durante el paseo, en fin.
Estaba yo chequeando el lugar cuando en eso avisaron de paseos a una tal cueva de los murciélagos que quedaba "aquisito nomás" (esa frase en boca de alguien del ande es muy relativa!). Nadie de mis acompañantes se quizo animar de primera intención (¡flojos!) al final resultó que me habían seguido pero no lo supe sino hasta mucho más tarde (flojos y encima lentejitas, ¡fuera de forma!). Bien, me quede en que decidí subir a la tal cueva. No parecía tan difícil de abajo... pero llegó un punto en que sólo ibamos cuesta arriba un chiquillo que se la pasaba gritando a su hermana que a cada rato se resbalaba metros abajo... es que la cuesta estaba resbalosaza y eso alejaba a la gente más abajo... si vieron la secuencia de Shelob o Ella la araña en el Señor de los Anillos más o menos tendrán una idea de cómo fue el ascenso por el sendero estrecho, aunque éste era bastante más resbaloso. La cosa es que la subida me demoró un chupo de tiempo, hasta que al final llegué... y hubo que esperar a la gente. La tal cueva era una vía del tren que había sido tomada por un huaico. y por ello estaba la vía trunca. El punto es que al asomarme a la cueva no se veía nada de nada: estaba oscura de veras. Así que tuve que esperar otro rato más hasta que llegó el guía con la gente y con linternas. Ya para ese entonces vi que al lado y abajo había otra cueva que era en realidad una vía del tren más conservada y con rieles incluso, pero tan oscura como la otra y que atravesaba los cerros. Al legar el guía resultó que esta última via sí es usada aún por el tren así que meterse ahí era como pedir al tren que nos hiciera puré en cualquier momento. Por otro lado se supone que el punto era la cueva de los murciélagos, la de al lado.
Nos metimos con las linternas pero como que no ayudaban mucho pues con las gustas veías más allá de tu nariz. Así que no me extrañó oir en el barullo del manchón de gente que llegó a la cueva algo como:
- ijí qué haces ?!
- amorcito....
- oe 'on! qué te pasa ?!
- sorry! pensé que eras ....
- mano larga!
- ¡hay chicos también!
- Linternas de m----
- te dije que la de los ambulantes son un desastre, ¡te lo dije!
- Oe no hay murciélagos
- ¡mi plata!
- ¡seee! ¡qué estafa no hay nada! sólo .... excremento de murciélago?
- ¡vámonos!
Saliendo me encontré con mis acompañantes que venían tras mí.
- ¡hola chicos! pensé que estaban abajo cocinando... No hay murciélagos, sólo oscuridad, el alud corta la vía del tren haciendo una cueva y eso es todo!
- Osea que por las puras me he caido cada 5 minutos en esa maldita subida resbalosa
Y no nos quedó otra que comenzar el descenso y por lo resbaloso yo también que me computaba Legolas casi me voy de mitra hacia un abismo. Por suerte aún estoy vivito y coleando.
La cosa es que al llegar abajo veo que toda la gente está ya comiendo... estuve ausente como 2 horas o talvez más. Ya mi mente estaba pensando en la carne que almorzaría cuando en eso en dirección a la entrada al centro de esparcimiento escucho un sonido como a espectáculo infantil. Sí pues eran payasos dando un show para una manada de chuckies ... y veo que han llamado a un papá. Justo al cruzar dándole la espalda al estrado escucho que ponen música? No no lo puedo creer... oh! pero si es... ¡perreo?!! volteo mi vista hacia el estrado y sí! el payaso contorsionándose gritaba el coro de la canción: ¡azota! ¡azota! y el papá bailaba sonriendo y perreando como mocoso.... no sé que adjetivo usar! ¡puaj! y los niñitos aplaudían como si nada ¡perrea papi perrea!. Yo miraba alrededor y decía pero no se dan cuenta que este payaso está perreando con ese padre? ¡Ey maaaadreees!! NADIE DICE NADA? ¡jajaja! y encima rajan del perreo. Ahora sí que no entiendo. ¡jajaja! ahora YO me río de todos.
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