Usos de la guerra son vencer y ser vencidos

En el último post de mi diario personal los dejé en que al final había dejado Villa Hutt para tomar un respiro en paz antes de ir rumbo al acontecimiento que vi venir desde mucho atrás. Me recordaron más de una vez que todo gran poder conlleva gran responsabilidad y tenia que decidir un camino o el otro, al menos para comenzar.

Y así fue que como yo partieron muchos otros de sus enclaves. Unos a favor, otros en contra. Cada quien ve sus intereses a la hora de la hora y cuando hay que tomar las decisiones serias al final el instinto de supervivencia motiva que algunas personas caigan hasta en las tentaciones del lado oscuro y traicionen a sus propios hermanos. Felizmente al menos esto no me tocó ver de cerca.

La razón de mi partida no era ningún viaje de placer, tenia que enrolarme a la gran guerra de mi tiempo. Era momento de atravesar las grandes murallas que vigilan e ir a tomar mi puesto. En realidad la espera se hacia eterna, cada minuto, cada segundo se hacía largo.

Y sabía que pronto los vería a ellos venir, sabía que serían muchos en verdad.

Es curioso que los días de luz precedentes poco a poco fueran siendo reemplazados por días grises donde la luz no se animaba casi a salir.

Pero cuando los vi llegar al fin contra el horizonte al despertar del nuevo día me quedé asombrado, eran demasiados, ¿tantos? Todos ellos queriendo lo mismo naturalmente, así como yo.

Y seguían viniendo filas y filas, tantos que no se podía ver el fin de las legiones viniendo de todos los confines. Supongo que para ellos como para los míos la lucha seria ‘legitima’.

Ese día vi uno de los despliegues de seguridad más grande que jamás había visto en todos los años que tengo conociendo esas murallas. Si entrabas por poco hacían que algún troll de pusiera de cabeza para zamaquearte como sonaja y ver que no tuvieras ningún equipo de espionaje, es que al otro lado de las fronteras del lado muggle de la Ciudad de los Reyes sí hay fuerte castigo para la traición. Pero igual no me cuadró nada que enjaularan a mi lechuza Athens. En mi mundo fallar prácticamente es condenarse a muerto en vida. Aparte que el Wizengamot perdonará quizá el pecado pero no el escándalo.

La cosa es que todo principio tiene su final y el año de la calma antes de la tormenta finalizó con un despliegue de más que flechas y trampas de ambos lados.

El tiempo pasaba y pasaba, minutos, segundos, horas, y así.

La espera se hacia eterna mientras veía que más venían. ¿Tantos?

Pues así fueron las cosas... cada quien debía dar duro al otro.

Entonces...

... fue que él llegó a mí.

... El Balrog.... grande e imponente para mí se veía de lejos. Ya sabia que vendría por mi tarde o temprano, ya hacía muchos años en que siendo aun un chiquillo implícitamente acepté que a su tiempo lo conocería, como ocurrió... Lo miré con recelo, sabia que al fin luego de tanto me tocaría dar con él.

Es cierto que en algún momento sentí algo de temor pero bueno, ¡qué más da! Sabia que este enfrentamiento tendría un cariz muy diferente al adrenalínico e inolvidable encuentro con la dragona del huevo, un par de años atrás. Esta vez la acción tendría una intensidad muy diferente y sabía que el desenlace en verdad podría hasta durar días, como fue.

Pero lo que si jaló mi atención que cuando más necesitaba concentrarme en planear la estrategia contra el ataque al Balrog fue que mi querido escudero de tantos años que ha pasado conmigo tantas jornadas tuvo un accidente muy aparatoso gracias a un tarado, me refiero a mi fiel droide Pazzo.

Felizmente me las ingenié como pude para resucitarlo aunque ha quedado con una secuela de rebeldía y antisociabilidad terrible. Ni se le acerquen o los mandará a rodar.

El punto es que el Balrog estaba ahí y no le tenia miedo, respeto sí pero miedo no. En realidad pude ver que cómo toda bestia territorial su función era convertir en cenizas a quien se le cruzara en el camino.

Viéndolo bien no era tan difícil el combate, de hecho fácil tampoco pues el Balrog siempre está pendiente de cualquier error tuyo para meterte una clavada por la espalda y hacerte caer pero no era lo que pensaba que pudiera llegar a ser.

Al final creo que el juego fue bastante emocionante.

El tiempo pasaba y pasaba, era hora de lanzarse al fin...

... y el tiempo pasó y pasó...

... la batalla mientras tanto siguió su curso hasta el fin...


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“¡Qué raro! Siento como si caminara en las nubes... ¿dónde se fue el Balrog? No lo veo”.

“Ese Balrog ya no existe más muchacho. Ven con nosotros que necesitamos gente para el equipo de fulbito, los de abajo nos amenazan contando los porros que faltan para que se les una Diego Armando... o .... Acaso no te has dado cuenta? Mira el costado izquierdo de tu pecho. Estás en La Puerta. Ya es hora que pases al fin a ‘El Otro Lado’... 2 veces te has hecho el desentendido. Y sabes que tienes que hacer muchas cosas por ahí”.

FIN DE LA TEMPORADA
Ahora sí esta vez, para que no me boten antes de tiempo como hace algunas semanas en que ya me enterraban. Abrazos para todos.