Y a orillas del río el escamoso predador detectó a su objetivo e irguiéndose en dos patas se lanzó al trote...
Millones de años después un huella de 4 dedos con marcas de impacto en el lodo seguida por la otra 77 centímetros más allá sería encontrada en el 2006 durante una expedición exploratoria a la Cuenca Ene (sí, esa mismísima Ene de Junín, Perú) realizada por el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (INGEMMET) en areniscas próximas a Mazamari y Puerto Ocopa, Departamento de Junín.
Las areniscas de la Formación Sarayaquillo de la Cuenca Ene (arriba) en que se encontraron esas huellas tetradáctilas digitígradas eran del Triásico medio-superior.
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Perú estaba en el centro sur occidente del mapa de arriba durante el Triásico |
Lo curioso es que no son cuadrúpedas a diferencia de las otras huellas del género
Brachychirotherium isp. que se han encontrado en el resto del mundo.
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Huellas fósiles del Triásico |
Al parecer el autor de las huellas pertenecía a un grupo de
Rauisuchidae avanzados, como
Prestosuchus, que pudo haberse levantado adoptando transitoriamente una marcha rápida bípeda.
Los carniceros
Rauisuchidae eran la cima de la cadena alimenticia de la época. Uno de los pocos restos autopodales conocidos del grupo pertenece a
Prestosuchus chiniquensis (segunda foto del post), un depredador de casi 5 metros de longitud, comparable en tamaño con el arcosaurio autor de las huellas de la Cuenca Ene.
Es menos probable que hayan sido hecho por prosaurópodos o por cocodrilomorfos (salvo que haya existido alguna forma gigante no conocida aún pues los conocidos de la época eran enanitos).
Estos fósiles son importantes en el sentido que son el primer registro de icnitas triásicas y la evidencia más antigua de un cuadrúpedo terrestre en Perú. Además que son marcas de actitudes sospechables en base a los esqueletos conocidos.
Fuente:
Salas-Gismondi, Rodolfo y Chacaltana, César. HUELLAS DE UN ARCOSAURIO TRIÁSICO EN LA FORMACIÓN SARAYAQUILLO (CUENCA ENE, PERÚ) Y EL ICNOREGISTRO DE VERTEBRADOS EN EL MESOZOICO DEL PERÚ. Bol. Soc. geol. Perú 104: 41-58 (2010)