El último tigre o lobo marsupial salvaje conocido fue abatido en 1930 por el granjero Wilf Batty de Mawbanna, al nordeste de Tasmania. El animal (supuestamente un macho) había sido visto cerca de los gallineros de Batty desde hacía algunas semanas. Fue el último respiro de un incomprendido.
La anatomía de este carnicero aunque a alguien parezca como de perro era singular. El estudio de su esqueleto dice que la parte posterior del animal era menos flexible que la anterior. Asimismo su cola tenía vértebras largas y era más rígida que la de los perros porque evolucionó de ancestros saltarines del tipo del canguro.
¡El ángulo que podían conseguir abrir sus maxilares me parece sensacional!
Probablemente no corrían tan rápido como los lobos placentarios, como pasa con sus parientes vivos cercanos los demonios de Tasmania.
Convictos idiotas que exageraron sus encuentros y granjeros neurasténicos presionando al gobierno ayudaron a crear un halo de terror entorno al marsupial provocando una cacería letal vía cazadores de recompensas. Y ya para 1909 la población había decaido radicalmente en Tasmania. Para colmo la distemper pudo haber jugado un rol importante en finquitar la ya maltratada cantidad de la población.
Lo raro que se volvió lo convirtió en cotizada pieza para colecciones y zoológicos y es así que para 1930 los que sobrevivían lo hacían solo en zoológicos. Sin embargo no se veía real interés de reproducirlos y salvarlos. De modo que en dicha misma década la mayoría de los animales murió.
La gente no tenía conciencia real de lo que era la extinción de la especie y los granjeros lo seguían viendo como enemigo. De ese modo Batty mataría sin saber al último tigre marsupial salvaje.
Y en 1936 moriría Ben, la última de la especie en cautiverio, el último aliento conocido de la especie. Tanto se desconocía de ellos que ni siquiera repararon en el sexo del último animal.
:| es triste :|
ResponderBorrarSí, el ser humano se porta de un modo estúpidamente desgraciado muchas veces.
BorrarEl ser humano no suele ser humano.
ResponderBorrarQué bonito. Tiene aire de perrito :) Me caen bien los lobos y Félix Rodríguez de La Fuente contribuyó a ello; tenía un documental bestial. Creo que pasé el enlace. Y a decir verdad, aunque no me importa ver documentales, no suelen ser algo de mi predilección, pero... él, en concreto, ese capítulo, consiguió que lo viera varias veces e incluso llegó a hacerme llorar. Era una historia muy triste. No me importaría volver a pasar el enlace.
Un saludito :)
Sí, sería bueno lo volvieras a pasar.
BorrarEs que eso... es lo mismo que pasaba en España, hasta no hace mucho, cerca de los ochenta o por ahí... Esta triste historia, supongo que se repitió en varios lados. Gritaban: - ¡El lobo! ¡El lobo!- le veían como un demonio.
ResponderBorrarAdeú :)
Por eso es que acaban desapariciendo las especies .... y luego gastan mucho dinero en ver como clonarlas o en solo lamentar que pasara.
BorrarPara variar.
BorrarAquí está :) Como ya dije, Félix pidió que le enterrararan viendo el cielo, por eso en su tumba tiene una cristalera. Me gusta cómo narra el relato, una historia muy triste y conmovedora :(, que recomiendo altamente.
http://www.youtube.com/watch?v=r-tbzLUuMkU
Un saludo.
Gracias por compartirla por acá
BorrarSiempre es una pena que una especie animal resulte extinta.
ResponderBorrarpero igual la gente no entiende
Borrar