La trampinovia y el marinovio regalón

Les cuento una situación a ver que sugieren ustedes, resulta que a un lugar determinado a llegado una chica, llamémosla A, a hacer una pasantía por unos días. A es tan guapa como sutilmente coqueta y bastante espontánea, hasta en exceso quizá. Así que de arranque capto la atención del bando masculino, capitaneado por B, que de arranque se le mandó con muchas indirectas... esto ante los ojos de C (una chica muy buena gente y que estima bastante a B y que es muy amiga de D) y D (un chico que también al ver a A quedó medio bobo, muy amigo de C). C y D son subalternos a B y por tanto son quienes tuvieron que hacer casi todo mientras B se embobaba con A, pero B es al parecer de esos “palomillas de balcón” así que al parecer no pasaba nada. El punto es que de pronto la coquetería de A fue contra D y como a D también le gusta jugar bastante le siguió el amen. Así que en menos que canta un gallo había ya miraditas, pellizcones de espalda y hasta alguna cosquilla en la nuca. Como era usual y esperable llegaron los trabajos grupales con mala noche, trasnochada y amanecida. Ahí salió a relucir que A tenia enamorado! Su enamorado llegó muy atento a llevarle algo para la mala noche y encima le invitó a C una cajita de bombones y a D una barra de chocolate!!! Imaginen eso!... en el caso de D nunca el enamorado de una chica le había regalado ni un caramelo de menta! Y menos el enamorado de una chica que le coqueteaba. Será por eso que algo subió de peso D, de tanto chocolate.
Demás está decir que D restringió los coqueteos con A. Más adelante A se veía más tranquila pero D sin querer queriendo se enteró que se había desaparecido ella con E, alguien de más jerarquía y que al parecer se la habían pasado “jugando monopolio” en el apartamento de él una noche. Lo cierto es que al día siguiente él vino muy contento de haber jugado tanto monopolio y se le escapó algún comentario censurable.
Ese día D vio por ultima vez a A y al enamorado regalón. Ella como si nada y el pata todo inocente? esperándola esta vez... Cuando D le comentó a C al repsecto, ella no lo creía y obviamente tampoco D creería algo así viendo como andaban cuando estaban ellos juntos. A algunos el amor los ciega al parecer.
Espero que ese par de marinovios haya corregido esas cosas pues no me parecen compatibles con amor verdadero. Y que en lugar de bombones y chocolates gaste el dinero en comprarse lentes, binoculares o un telescopio!

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