Donde quiera que el hombre puso un pie al modificar su entorno acabó cambiando la vida por completo. Se dice que en los siguientes 1000 años a la llegada del hombre a nuestra América casi dos tercios de los animales de mayor tamaño (dicen que al menos fueron más de 70 especies) se perdieron para siempre. Es que en verdad, la llegada del hombre trastocó los hábitos a muchas especies. Por ejemplo gracias a los colmillos de los mamuts, que indirectamente son buenos para decir la edad (cuenta los círculos en el colmillo y sabrás cuán viejo era), se sabe que en sus años más estresantes les crecían menos, y que hacia el fin de la Era del Hielo los mamuts jovencitos se veían forzados a dejar la seguridad de sus manadas 3 años antes de lo usual. Sea lo que fuera algo les estaba dispersando antes de tiempo y les hacía apartarse a las zonas más remotas cada vez más.
De alguna manera los mamuts no sobrevivieron mucho al retiro de los hielos, salvo en una pequeña isla llamada Wrangel, en la que siguieron viviendo hasta hace 4000 años (cuando en el resto del mundo no había desde milenios atrás)... PERO llegaron los hombres a dicha isla y adiós mamuts.
Muchos dicen que el hombre no tuvo en realidad tanta culpa sino los cambios climáticos. Debido a que no hay tanta evidencia de exceso de caza para con caballos y camellos americanos. El fin de la Era del Hielo trajo muchas sequías y los pastizales pagaron las consecuencias. Con ellos se habrían despedido los caballos y otros. Los que tenían más adaptabilidad alimentaria como osos pardos y bisontes así se habrían salvado. Paradójicamente el crecimiento de los bosques en otras zonas también ayudó a la desaparición de otras especies no afines a dicho entorno.
Así fue como los animales tuvieron que acostumbrarse a que llegara el hombre, algunos como el pavo contradictoriamente acabaron asegurando su sobrevivencia con nosotros. Otros como la golondrina púrpura comenzaron al parecer a ser usadas de mascotas por los humanos a cambio de que les espanten los bichos de las inmediaciones. Tampoco faltaron los que llegaron en esa época de cambios como los perros salvajes de Carolina que son una suerte de dingo americano, es decir nada ver con tu shitzu o tu cocker spaniel.
De esa forma fue que a los sobrevivientes ya con el paso del tiempo no les quedó otra que acomodarse a nuestras ciudades, y usarlas como vía de paso en su migraciones como en el caso de los murciélagos de Texas en su camino a México. Así muchos cambiaron sus tradiciones adaptándolas, ejemplo los halcones de cola roja en Manhattan usando cornisas de edificios para hacer nidos o las lechuza de las praderas usando tuberías viejas; los zorritos de San Joaquín usando parques para entrenar a sus cachorros, los alces metiéndose a las ciudades en Alaska para comerse las calabazas de Halloween, 14000 vencejos buscando casa en chimeneas abandonadas de Portland en vez de usar árboles, aves rayadores dando su comida a sus crías cerca a fábricas pesqueras, etc. De repente más me sorpredió saber que en el desagüe de una central eléctrica de Florida se congregan más de 300 manatíes en el invierno buscando el calor artificial que les genera el centro aquel.
Creo que lo que más me gustó de esta serie que acá finaliza fue ver que nuestro continente hace relativamente tan poco pudo ser tan diferente. Pasear hubiera sido tan exótico como ir en un safari africano. Realmente un nuevo mundo salvaje les habrá parecido a nuestros ancestros recién llegados al continente. ¿Se apuntarían a un paseo con esos animales?
Ahora sí soy primero...
ResponderBorrarMe apunto Dino, quien no quiere pasear con esos fabuloso animales... claro guardando distancias.
Oye es mi imaginación o esos caballitos que muestran no son otros que los Prezswalski?
sí, los usaron de modelo pues son los que más se parecen, incluso a los caballos peruanos que puedes ver en el Museo de Historia Natural.
ResponderBorrarAh, es Przewalski.
ResponderBorrarcomo seria el norte si no se hubiesen extinguido tantas especies???
ResponderBorraralgo que nunca sabremos!!!!!!!
Tus letras hacen ver tiernos esos grandes mamuts. Me ratifico en que el hombre es el mayor depredador de la naturaleza.
ResponderBorrarMe sorprende el video donde la otopía de convivir con el mundo actual y los mamuts hace que me sorprenda. Imposible tanta edificación y autos compartiendo con ellos. Irracional.
Besitos amistosos para tí apreciado Dino!
Debe de ser muy bonito levantarse por la mañana y ver por ejemplo un arce en la puerta de tu casa, un espectáculo único. Yo me acuerdo de la casa de enfrente de la de mi tía, por el norte de España, que cuando te despertabas y abrías las ventanas, veías un montón de nidos de golondrinas en la parte baja del tejado y las veías salir o asomarse por los nidos. Me gustaba verlas ahí, dándome los buenos días.
ResponderBorrarTb por mi zona, lo que más he visto son gorriones. Los he visto tanto que esos ya no me llaman la atención. A lo que era ajena era a la existencia de cernícalos por aquí pero, no hace mucho que me enteré con el "asesinato" de mi pobre pajarito. Pero, es que pobres... ...si les quitan su hábita, si cada vez hay más y más ciudad ¿qué van a hacer? ¡Pobrecitos!
Creo que como esto siga así, vamos a tener que hacernos más y más a la idea de una convivencia entre especies distintas. De momento, veo que en EE.UU parece que esté todo más acusado pero, viendo nuestra trayectoria...
Saluditos.
@ Jocho:
ResponderBorrarEl sur era bonito también.
@ Lully:
Sin duda, no aguantarían, y nuestros congéneres peor aún.
@ Esther:
Acá también no es raro ver gorriones europeos, los trajeron de mascotas en las épocas de las carabelas y ahora son una plaga pues se reproducen y comen más que muchas especies nativas.
Gran post, y muy cierto que el hombre afecta la fauna de un modo muy potencial.
ResponderBorrarLa pregunta del millón de dólares es qué tanto nos soportarán.
ResponderBorrarPrzewalski, bueno en la pre de la San Marcos un profe pronunció: /piasóski/. Me encantan esos animales, se ven como ponnies prehistóricos aunque su alzada es mayor según tengo entendido.
ResponderBorrarDebe ser, son de hecho bastante más robustos.
ResponderBorrarEn las pronunciaciones de esos nombres de Europa del Este he escuchado de todo, XD
Un amigo mío se llama Dohijo pero la gente siempre le cambiaba el nombre a Giorgio.