Lad in Red

"El cristal es el corazón del sable. El corazón es el cristal del jedi. El jedi es el cristal de la fuerza. La fuerza es el sable del corazón. Todos estan entrelazados. El cristal, el sable, el jedi. Son uno".

Master Luminara Unduli

Alguien me pidió que contara de donde salió lo de mi sable rojo.... para eso habría que sumergirse en el tiempo e ir 7 años atrás al fondo del Pensieve, cuando Dinorider estaba algo más flaco (sí, incluso más), más pálido y aún tenía los rayos anaranjados y guindas que le daban un extraño matiz al color de mi cabellera.....

.... A la época en que aún no había que cruzar el puente para pasar el Abismo del Uarg y llegar al Castillo Viejo...

... Cuando aún teníamos que soportar las frenéticas frenadas de La Carcacha Ambulante, la línea de omnibuses mágicos más vieja de la ciudad de hecho...

¡Mete bien la cabeza entonces pues, que ya comienza este paseo!
A inicios del primer año ya había obviamente comprado mis libros, aparatos y demás cachivaches necesarios, en la segunda mitad de ese año sabía que visitaríamos al fin a los Inferi (algo así como los muertos vivientes que creo conocen ustedes), que tanto esperan conocer en una mezcla de interés y terror muchas personas.. sobretodo los niños. Algo necesario para la cuestión era el arma blanca, el sable de luz. Todos en mancha tomamos los nuestros. Pero lo cierto es que cuando todos ya teníamos aparentemente nuestras armas.... pues el mio como que no me hacía sentir cómodo, y en una circunstancia extraña se hizo trizas y no quedó ni el polvo.
Pensé que era una estafa. Pero por circunstancias que no vienen al caso decidí que me compraría uno más personalizado. Para eso acudí al Callejón Piraton, pues en otra parte (incluyendo al mismo Castillo donde tiene su base la organización panamericana de la magia que subvenciona libros y equipos) de hecho que lo mismo me costaría hasta 3 veces el precio. Y con lo que había gastado en el estropeado tampoco quería acabar comprando uno que no me satisfaciera del todo por salir del paso.
Pero lo cierto es que di vueltas y vueltas comparando precios y calidades hasta que vi a un lugar que me llamó la atención.

Entré y le dije al .... al ... que atendía que quería un sable. El tipo estaba medio asado al parecer y me mostró uno que parecía bonito pero al preguntar el precio casi me voy de cara al ver el cartel del costo ... y no parecía que valiera tanto.
Antes que repreguntara me dio un sable convencional del que todo mundo tenía, lo agité pero no me convencía. No sentía la Fuerza. Y siguieron pasando uno tras uno y nada.

Cuando pasaba el tiempo y nada ocurría con ninguno de los sables del tipo, vi sobre el mostrador un sable. Lo vi con interés.
"No funciona, lo pensaba descomponer para usar sus piezas." - dijo el tipo que atendía.
"¡Qué pena se ve tan bacán!, ¿puedo maniobrarlo?"
No acabé de decir eso que.......

"¡WAW! el sable funcionó!!!.... ¡nunca vi uno que hicera esto!!" y vaya que funcionó!
"Un momento ya no se vende". Me respondió el tipo ese. Pero cuando lo probó ya no funcionaba. Luego de un ratazo tratando de arreglarlo sin éxito, se lo pedí aunque sea sin funcionar, sentía que debía llevármelo.

"Creo que conmigo sí funciona"
Y conmigo se quedó el sable! Parece que el sable y yo nos encontrábamos al fin....
¡Hora de regresar!...

... suficiente de vistazos al pasado.

Espero que de este paseo al pensieve no hayan salido golpeados contra el piso como el chato que me acompañó.